El juego que todos jugamos

Puedo jugar a muchas cosas aun a mi edad que, he de alegar, no es adulta (al menos mentalmente); en lo que llevo de vida he jugado a la pelota, al avionsito, a las canicas y hasta a la matatena; también he pasado por juguetes más modernos como la barbie, el furbie y el tamagochi, cuando tenía 11 ya usaba celular e internet, a mis 18 ya existía el iPhone todos estos en su tiempo los máximos exponentes de la moda, pero tal vez, cuando leas esto ya estemos en un tiempo en el cual sea de niños viajar a la luna.

De adolescente, he de mencionar, que jugué con las reglas aunque la mayor parte de mi vida la viví de acuerdo a los establecido, seguí las normas de casa e, incluso, algunas de las que impone la sacrosanta iglesia católica que en ciertas etapas de mi vida encajó a la perfección pero otras resulto sumamente cuestionable.

Así es, jugué con muchas cosas; sin embargo, lo que nunca imaginé es que estaba jugando conel “ser” , concepto abstracto y absoluto, esto ocasiona que ahora me cuestione ¿dónde estoy parada en el “o” o en el “y”? Dicen las malas lenguas que Parménides no creyó en el movimiento pero Heráclito se movió demás, mi pregunta en concreto sería: ejerciendo yo el oficio de periodista ¿qué debo ser?

Ser o no ser, ser y no ser, ¿a que juegan los marcianos? se rumora que la respuesta es: con los humanos, al menos Arjona lo menciona en una de sus canciones; a pesar de esto creo que sigo controlando mi tablero aunque Shakira afirme que el gobierno lo hace por mí; lo acepto, sigo sus normas ¡Qué compleja situación! ¿cómo conocer la respuesta? Tal vez moriré sin saberlo o quizá ya estoy muerto.